Dame una razón para cortejar tu vida
entrelazar las piernas y deslizarnos por el viento
que nos llama murmurando olas de seda.
Relumbra mi mirada al nadar en la tuya
canjeamos sonrisas como preludio acogedor
para acurrucarme en tus labios.
La iniciación del agua que merodea
esos rincones olvidados por pasiones pasadas
elegancia sutil que purifica el llanto de un niño
para rememorarnos, ser niños nuevamente.
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